Luego de haber evaluado las alternativas de acción, se debe de escoger la que sea mejor para alcanzar el objetivo que nos hemos propuesto. Debe de tratarse de un plan realista, que se adecue a nuestras posibilidades y a nuestra personalidad. Por ejemplo, si somos personas conservadoras será muy difícil un plan de acción de alto riesgo y viceversa. Además debe ser concreto y lo más especifico posible.
Si nuestro objetivo es aumentar los ahorros en un 30%, el plan de acción podría ser cortar nuestros gastos de salida o los de ropa. Si nuestro objetivo es aumentar nuestro ingreso, nuestro plan de acción podría ser conseguir un trabajo de medio tiempo. No importa cual sea, lo importante es que tengamos la disciplina para seguirlos.