Tom Wolfe, genio y figura hasta el final
Ha muerto Tom Wolfe, uno de los grandes periodistas y novelistas de fin del siglo XX americano. Es el fundador del “Nuevo Periodismo” y autor de novelas de gran resonancia como La Hoguera de las Vanidades, y Todo un hombre. Sobre esta última novela diremos unas líneas, pero antes algunos comentarios sobre el autor.
Wolfe nació en Richmond, Virginia, en 1931. En su trayectoria vital alcanzó a ver el ascenso y plenitud del poderío norteamericano de la posguerra, así como las primeras luces de su ocaso. Sobre esa sociedad poderosa, sobre sus ambiciones, sus virtudes y sus debilidades escribió Wolfe, sin complejos ni prejuicios de ningún tipo, algo que le reprochan algunos críticos. Era muy notorio en todos los círculos por sus declaraciones polémicas, su cuidado y estilo de vestir, así como por sus posiciones políticas. Conservador y decidido aliado de las causas bélicas más polémicas (incluso de la guerra contra Irak), Wolfe no reparaba en considerar como ”ignorantes” a aquellos que pedían el cese de las acciones bélicas, al tiempo que defendía a George Bush y el papel que Estados Unidos debía cumplir en el mundo: “no entienden nada”, repostaba.
El “Nuevo Periodismo” fue otra contribución mayor de Wolfe. Surgió entre la década de los 60 y los 70, consistiendo en la fusión del reportaje periodístico en su exactitud y objetividad con las técnicas de la novela moderna, para dar una vista más íntima de los hechos. Wolfe incluye la participación del periodista y su mirada como un personaje más en la historia.
Todo un hombre es mi novela preferida de Wolfe. Centra su mirada en la sociedad opulenta del Sur de Estados Unidos, en la Atlanta de los 80 y 90. Esta mirada alcanza no sólo a la clase alta blanca y tradicionalista sino a la ascendiente clase afroamericana, y a los focos de conflicto y de encuentro entre ellas. Charlie Croker, magnate inmobiliario que trata de adaptarse a los nuevos retos del mundo de los negocios de los 90 (y que nos recuerda de cierta manera a Donald Trump), se da cuenta de que su Atlanta quizá no requiera más obras “imperiales”, sino de otra clase de impulsos. ¿Perdió Charlie su lugar en el mundo de los negocios y su matrimonio? Es la respuesta que Wolfe nos invita a buscar en su vibrante novela.